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La enfermedad de Parkinson, la segunda patología neurodegenerativa más común después del Alzheimer, afecta a aproximadamente 10 millones de personas en todo el mundo. Se estima que esta cifra se duplicará alcanzando los 20 millones para el año 2050.
Esta enfermedad se caracteriza por un deterioro progresivo de las neuronas del cerebro que resulta en trastornos del movimiento. Martha Suárez Torres, terapista, explica que el Parkinson es un cuadro sindrómico multifactorial a nivel cerebral que afecta el sistema dopaminérgico. Puede presentarse de diferentes formas, como inicio juvenil, inicio temprano e idiopático de inicio tardío.
El diagnóstico se realiza a través de una triada clínica que incluye temblor en reposo, rigidez muscular y dificultad de movimientos. Además, es importante tener en cuenta la aparición de síntomas premotores como pérdida de olfato, depresión y trastornos del sueño antes de la manifestación de síntomas motores.
A pesar de no existir una prueba específica para el diagnóstico, se lleva a cabo por un neurólogo basado en antecedentes médicos y exámenes físicos. El envejecimiento es el factor de riesgo principal, aunque también influyen factores genéticos y la exposición a condiciones ambientales tóxicas.
Actualmente, no hay cura para el Parkinson, pero el tratamiento consiste en medicamentos para reemplazar la dopamina y terapias no farmacológicas. Es fundamental mantener un estilo de vida saludable que incluya una dieta antiinflamatoria, una buena rutina de sueño y ejercicio regular.
Curiosamente, estudios han sugerido que fumar puede considerarse un factor protector para el desarrollo de Parkinson. Por último, se destaca la importancia de una detección temprana y un tratamiento adecuado para ralentizar la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
