Las autoridades de Nueva York acusaron a tres personas de poseer 100 páginas de las notas líricas del líder de los Eagles, Don Henley.
En comunicado de prensa El martes, el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg (D), anunció que Glenn Horowitz, de 66 años, Craig Inciardi, de 58, y Edward Kosinski, de 59, habían sido acusados como parte del plan.
Los manuscritos fueron robados originalmente por un escritor contratado para escribir una biografía de la banda de rock hace más de 40 años, según documentos judiciales. El autor supuestamente vendió los manuscritos a Horowitz en 2005. Horowitz, un distribuidor de libros raros, luego los vendió a Inciardi y Kosinski.
Después de enterarse de los manuscritos robados, Henley intentó intervenir él mismo, incluida la presentación de un informe policial.
Aquellos en el centro del presunto robo se involucraron en una batalla de años con Henley para evitar que recuperara el material. Tanto Horowitz como Inciardi llegaron a falsificar la procedencia de los manuscritos. Inciardi y Kosinski usaron la declaración falsa de procedencia para obligar al líder a comprar sus manuscritos robados.
Las personas también intentaron vender los manuscritos robados a través de las casas de subastas Christie’s y Sotheby’s, pero todas ocultaron información sobre las afirmaciones de Henley a los posibles compradores.
Las autoridades ejecutaron una serie de órdenes de allanamiento y confiscaron los manuscritos robados de Henley, incluidas 84 páginas de letras del álbum Hotel California de 1977 de los Eagles, que incluía letras de canciones como «Hotel California», «Life in the Fast Lane» y «Life in las canciones de Fast Lane”. New Kid in Town”, según un comunicado de prensa.
Las autoridades agregaron que Horowitz trató de evitar que lo procesaran creando una nueva declaración de origen falsa que afirmaba que el miembro de la banda Glenn Frey, quien murió en 2016, era el propietario original del material robado.
“Nueva York es un centro de clase mundial para el arte y la cultura, y quienes se ocupan de artefactos culturales deben cumplir estrictamente la ley. No hay lugar para aquellos que buscan anular las expectativas básicas de trato justo y socavar la confianza del público en nuestro comercio cultural para sus propios fines”, dijo Bragg en un comunicado.
“Estos acusados intentaron conservar y vender estos manuscritos únicos y valiosos a pesar de saber que no tenían derecho a hacerlo. Inventaron historias sobre el origen de los documentos y su derecho a poseerlos para poder lucrar”, agregó.