Dos mundos chocan en Teherán mientras los iraníes se preparan para elecciones legislativas
En Irán, un país de contrastes donde Teherán amanece con bullicio pero esconde descontento bajo la nieve, se celebrarán elecciones legislativas en un ambiente marcado por la apatía y la desconfianza generalizada.
Más de 61 millones de iraníes están llamados a las urnas para elegir a 290 diputados y otros 144 miembros de la Asamblea de Expertos. Sin embargo, un 27% de las candidaturas han sido rechazadas, lo que ha generado críticas sobre la transparencia del proceso, especialmente por la predominancia de hombres en la Asamblea de Expertos.
El Líder Supremo de Irán ha instado a una masiva participación en las elecciones, pero las recientes protestas tras la muerte de Mahsa Amini han sembrado dudas sobre la participación de los votantes. La difícil situación económica del país y la falta de esperanza en un cambio real también han contribuido al descontento generalizado.
Los jóvenes iraníes, desilusionados con la política y la falta de libertades civiles, planean abstenerse de votar como forma de protesta. La obligación de usar VPN para acceder a redes sociales bloqueadas ha generado aún más descontento entre la juventud, que ve limitadas sus vías de expresión.
Mientras tanto, los candidatos se centran en temas políticos y religiosos, evitando abordar cuestiones como el uso del velo o los derechos humanos. La mayoría de las candidatas pro-elecciones visten con hiyab, y nadie cuestiona su uso en un país donde las normas religiosas siguen siendo estrictas.
Jóvenes como Diane, Alí y Amin expresan su descontento con la situación actual y planean abstenerse de votar en las elecciones, mostrando así su rechazo a un sistema que consideran corrupto e injusto. Con el futuro político de Irán en juego, la apatía y la desconfianza parecen pesar más que nunca en la sociedad iraní.
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