Los alquimistas de la Moncloa han logrado abducir a la prensa amiga para convencer a la opinión pública de que Pedro Sánchez tiene todas las de ganar en Galicia. Si el PP revalida la mayoría absoluta, se consideraría lo esperado y no se relacionaría con la campaña ni con los eventos posteriores al 23-J. Sin embargo, si el BNG logra subir y sumar con los socialistas gallegos, se consolidaría la política de bloques y Feijóo sería destituido por los suyos.
Sánchez siempre parece salir victorioso, con el PSOE consolidándose como la tercera fuerza donde no compite directamente con el PP. En los próximos meses, seguidores de Sánchez tomarán el control de las diversas federaciones del partido, con la excepción de Emiliano García Page. Este proceso marcará la consolidación del ‘pedrismo’ en el PSOE y prefigura lo que sucederá en la formación el día en que Sánchez decida retirarse.
Sánchez se siente en deuda con las federaciones socialistas y quiere elevar su estatus para poder castigar al PP por sus pactos con Vox. El precio de obtener el favor del presidente es nunca contradecirlo, en público ni en privado. La falta de debate interno empobrece al partido y su capacidad de conectar con la sociedad, especialmente debido a la imagen de un presidente resucitado políticamente que no teme a ser políticamente «asesinado».
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